CONCILIO DE JERUSALEN
Al haber abatido Dios el muro de separacion entre gentiles y judios, y al tener entrada los gentiles en la iglesia de Dios (Hch. 11:1-18; cp. Ef. 2:11-22) se planteo el problema de que muchos de los judios que habian creido insistian en que los creyentes procedentes de la gentilidad debian circuncidarse y guardar toda la ley de Moises (Hch. 15:1), oponiendose vigorosamente a esto Pablo y Bernabe, se planteo finalmente esta
cuestion ante la iglesia en Jerusalen. Despues de vivas discusiones y habiendo dado testimonio Pedro, Pablo y Bernabe de todo lo sucedido, e insistiendo ellos en la verdad de la salvacion por la gracia, Jacobo dio la decision final y definitiva de parte de Dios, de que los creyentes procedentes de la gentilidad quedaban exentos totalmente de la ley. Solamente debian guardar aquellos preceptos que eran vinculantes a toda la humanidad, como es abstenerse de la idolatria y de toda comunion con ella, de comer sangre (Gn. 9:4), prohibicion hecha a Noe, y en el a todas las naciones, de ahogado, por la misma razon que lo anterior, y de fornicacion (cp. 1 Co. 6:18, 20) Fuera de estas cosas necesarias (Hch. 15:28) los creyentes de la gentilidad quedaban libres de todas las cargas en la libertad de Cristo. (Veanse AHOGADO, FORNICACIoN, IDOLATRiA, SANGRE).
Es de señalar aqui que frente a las pretensiones de la iglesia de Roma en el unico Concilio que hallamos en la Biblia vemos que no es Pedro, sino Jacobo, el que define y da la decision divina (Hch. 15:19 cp. v. 28). No esta pues en absoluto justificado el encabezamiento que da la Biblia de Herder a esta seccion: «Roma locuta, causa finita», (oida Roma, el tema queda resuelto), sino que se enfrenta abiertamente al contenido del texto. La causa fue oida en Jerusalen, no en Roma, y la persona usada por Dios para dar Su consejo y decidir la cuestion de una manera definitiva fue Jacobo, y no Pedro, que ocupo el lugar de un testigo, y no, ciertamente, de presidente. (Vease HISTORIA BiBLICA, (d), C).