NILO
Río de Egipto (Is. 23:3; Jer. 2:18). En heb.
«Shîhõr» y «y’õr» (río).
El Nilo cubría grandes extensiones, sobre todo durante épocas de inundación, por lo que en ocasiones se le daba nombre de mar (Nah. 3:8). Los cursos de agua que alimentan el lago Victoria- Nyanza son las fuentes últimas del Nilo, que tiene
6.500 Km. de longitud (el río más largo del mundo, el Mississipi-Missouri, mide 6.600).
La parte más célebre del río empieza en la unión del Nilo Blanco con el Nilo Azul, en Khartum. De allí hasta el Delta el Nilo serpentea a través de más de 2.600 Km. a través del desierto. A partir de entonces no recibe más que un solo afluente por su ribera izquierda, a 225 Km. por debajo de Khartum. Los ribazos se elevan a alrededor de 100
m. de altura y rebasan en ocasiones los 300 m., bordeando el valle como muros hasta llegar a El Cairo, donde se alejan bruscamente al este y al noroeste ante el Delta.
Inmediatamente por debajo de Khartum, el Nilo penetra en la meseta de Nubia y describe una gigantesca S, que comprende seis cataratas. Algo río arriba de Asuán (la antigua Siena), un banco de granito que se extiende por casi 290 Km. de este a oeste, obstruye el lecho del río, que se abre paso y desciende por las rocas formando la última catarata. Ésta es la primera si se está remontando el río contra corriente, que allí atravesaba los confines del antiguo Egipto. La antigua Etiopía se extendía desde esta catarata hasta la sexta. El granito de las rocas transversales ha suministrado la famosa roca de marrón claro que es lustrosa al pulirla, y de la que se han hecho tantas estatuas de faraones.
Río abajo de El Cairo, a unos 160 Km. del mar, el río se divide en varios brazos, y desemboca en el Mediterráneo por los diversos canales. Esta parte de su curso recibe el nombre de Delta, por la forma triangular de la letra D en griego. Las dos principales desembocaduras se hallan por Damieta y Rosetta. En la antigüedad había siete. Las más importantes eran la Pelusíaca al este, la Canópica al oeste, y la Sebenítica en el centro (Herodoto 2:17). Mientras el río sigue su curso sinuoso a través de la sequedad del desierto, una gran cantidad de sus aguas queda perdida por evaporación, por infiltración y, sobre todo, debido al inmenso sistema de canales de irrigación, indispensable para la agricultura.
La famosa inundación anual del Nilo, que fertiliza un país privado de lluvias, resultaba un misterio para los antiguos (Herodoto 2:19-25). La región del lago Victoria-Nyanza recibe lluvias prácticamente diarias, cuya aportación regular le da al Nilo una corriente constante. El Nilo Blanco tiene sus fuentes en las montañas de Etiopía; no es nada más que un riachuelo durante la estación seca. Durante la estación de las lluvias viene a ser un torrente impetuoso, cargado de limo de Abisinia. El Atbara, formado por las lluvias, es un torrente análogo. Inmensas extensiones desérticas bordean Egipto. Sin la inundación anual, este país hubiera quedado desnudo de vegetación. Según la célebre frase de Herodoto, «Egipto es el don del Nilo». La crecida del Nilo Azul y del Atbara son la causa de la inundación; el río va creciendo lentamente al principio, a partir del inicio de junio, después con mayor rapidez, a partir del 15 o 20 de julio. Hacia el final de septiembre, las aguas dejan de crecer, y quedan durante veinte a treinta días al mismo nivel. En octubre se reanuda la inundación, y llega a su máximo (100.000 m3 por segundo). A partir de ahí baja el nivel; para fines de diciembre el río queda de nuevo dentro de su lecho. En enero, febrero y marzo los campos se van secando gradualmente. La inundación ha reblandecido y abonado el suelo. La crecida llega a 12 metros en Asuán, y llegaba a 7 u 8 m. en El Cairo. Dejaba un depósito de 10 a 12 cm. de aluviones. Bajo Sesostris I no se tuvieron productos de la tierra debido a años de hambre. Este faraón es identificado por Courville como el faraón bajo el que José sirvió como primer ministro de Egipto (véase FARAÓN, a). Es en esta época que hubo siete años sin inundaciones (Gn. 41:54). La misma calamidad de siete años sin inundaciones tuvo
lugar bajo el califa el-Mustansir, que llegó a su mayor punto de gravedad en el año 1.070 d.C. Los antiguos egipcios inscribían regularmente cuál había sido el nivel de la crecida en los diferentes lugares.
En la época de los faraones, el año agrícola egipcio se dividía en tres estaciones:
el período de la inundación (del final de junio hasta el final de octubre);
el de los cultivos (del final de octubre hasta el final de febrero) y, finalmente,
la de la cosecha (desde el final de febrero hasta el final de junio).
La construcción de la presa de Asuán, acabada en 1964, ha modificado considerablemente el comportamiento del Nilo. Por una parte, ha aumentado el área de irrigación disponible para cultivos. Por otra parte, ha eliminado la descarga de sedimentos y ha regularizado el caudal del Nilo en el bajo Egipto, por lo que los efectos a largo plazo sobre el ecosistema pueden ser verdaderamente contraproducentes en relación con la agricultura. Los efectos se hacen sentir con especial gravedad en la zona del Delta.