Dios valora nuestras vidas desde el momento de la concepción (Salmo 139: 15-16) y en este mandamiento está prohibido acabar con la vida humana. Dios nos ama mucho y Su plan o deseo para nosotros es que tengamos vida en abundancia y que recibamos la vida eterna a través de Jesús (Juan 10:10; Juan 3:16).
Sin embargo, este comando tiene una implicación más amplia. En Mateo 5: 21-22, Jesús dice que no se trata solo de acabar con la vida de otra persona, sino …
«… el que se enoje con su hermano estará sujeto al juicio del tribunal. Además, todo aquel que insulte a su hermano estará sujeto al juicio del Consejo. Y quien lo maldiga quedará expuesto al fuego del infierno. «
Entonces, para cumplir el mandamiento en su totalidad, debemos examinar nuestro corazón con cuidado y asegurarnos de eliminar todo enojo u odio hacia nuestros hermanos.