La Biblia esta llena de ejemplos de amor de todas clases. Padre e hijos, amigos y hasta el amor hacia los enemigos. Podemos aprender y ser inspirados con las siguientes historias.
Entre padre e hijos: Un hombre llamado Elcaná tenía dos esposas, Ana y Penina. Ana era estéril y esto le causaba mucho dolor porque Penina tenía hijos y la atormentaba. Ana lloraba ante Dios y en oración le rogaba por un hijo, el cual prometió dedicar al Señor si él concediera su petición. Dios escucho a Ana y nació Samuel. Cuando dejó de amamantar al niño lo llevó al templo en Siló y lo dejó con el profeta Elí. Samuel creció en el templo y llego a ser un gran profeta. Como madre no fue fácil para Ana apartarse de su hijo. Ella lo hizo en agradecimiento a Dios y por amor al niño quien iba a estar bajo la bendición de Dios. Ana nunca se olvido de su hijo. Samuel 2:19 dice que cada año ella lo visitaba y le hacia una pequeña túnica. Dedicar los niños a Dios es mostrar amor por ellos.
Entre amigos: Con la popularidad de Jesús vinieron muchas pruebas. Estaba constantemente rodeado de personas, se levantaron enemigos contra él y quizás lo peor fue que su propia familia pensaba que él estaba loco (Marcos 3:21). Jesús si tenía un buen grupo de amigos. Los hermanos Marta, María y Lázaro vivían en Betania, un pueblo cerca de Jerusalén. Cuando viajaba él visitaba a estos amigos y compartía con ellos. Era un lugar donde podía descansar y estar tranquilo. Todos podemos estar de acuerdo que los amigos son una bendición.
Lázaro se enfermo (Juan 11) y sus hermanas mandaron un mensaje a Jesús diciendo «Señor, tu amigo querido esta enfermo.». Cuando Jesús llego a Betania ya Lázaro había muerto. Jesús hizo lo que hace un buen amigo. Primero fue a confortar a María y a Marta. Dice el verso 33 que su corazón se turbo al verlas tan dolidas y tristes. Después de verlas fue a la tumba de Lázaro, donde dice el verso 35 que Jesús lloro. Esta muerte le dolió. Pero Dios obró de gran manera en la vida de esta familia que había aceptado a Jesús, le servían y le habían brindado una amistad sincera. Jesús resucitó a Lázaro. No creo que sea exageración decir que Jesús amaba a estos tres como si fueran su propia familia.
Amor hacia el enemigo: Sin duda, el amor hacia un enemigo es difícil de ejercer. La historia de David y Saúl nos da un buen ejemplo de como lograr esto. El rey Saúl envidiaba a David por el éxito que Dios le daba y por la admiración que el pueblo le tenía. Tanto era este celo que se convirtió en odio y en varias ocasiones Saúl intento matar a David. El pobre David no tuvo otra opción más que salir huyendo para poder escapar las amenazas del rey. Cuando David tuvo la oportunidad de vengarse y matar a Saúl, el prefirió honrar a Dios y mostrar misericordia hacia la persona que estaba tratando con todas sus fuerzas de arruinar su vida. El amor hacia el enemigo viene en forma del perdón y la misericordia. (1 Samuel 18-24)
El gran amor: Jesús muere en la cruz: El amor perfecto lo demostró Dios al mandar a su único hijo Jesús para morir en la cruz y perdonar nuestros pecados. Nuestro pecado ha funcionando como una verja que no nos permite llegar a Dios. Al morir en la cruz, Jesús rompió esa verja y abrió un camino. Todo aquel que quiera llegar a Dios puede aceptar a Jesús en su corazón. La salvación que Jesús nos ofrece es debido al gran amor de Dios. Porque aunque le hemos fallado y negado, él nunca ha dejado de amarnos. Romanos 8: 38-40 dice: «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro».