Dios, nuestro Creador y Salvador, no comparte Su dominio con nada ni con nadie. Él es el único Dios verdadero y solo a él lo adoraremos y alabaremos. Ninguna otra cosa o persona debería ocupar el trono de nuestro corazón. Nuestra prioridad siempre debe ser asociarnos con Dios, escuchar Su voz y hacer Su voluntad.
¿Cómo sabemos con certeza que Dios es nuestro único Dios? Veamos cómo gastamos nuestro tiempo y cómo tomamos nuestras decisiones. Si tratamos de agradar y obedecer a Dios en todo y darle lo mejor de nosotros, nuestro tiempo y nuestros recursos, podemos estar seguros de que lo tenemos a él como el único Dios.