NUMERO
No hay evidencia que los antiguos hebreos hayan empleado signos especiales para representar las cifras, porque se hallan escritos en letras en el texto heb. de las Escrituras, en la inscripción de Siloé y en la Estela de Mesa. Por ello, ya en la época de los Macabeos, los israelitas empezaron a utilizar las letras del alfabeto para designar números: «alef» para 1, «bet» para 2, etc. En los papiros de Elefantina se dan las cifras con signos (datando especialmente del siglo V a.C.). Las inscripciones nabateas del siglo I dan por lo general los números en palabras enteras, pero en ocasiones van representados en trazos verticales (para las unidades inferiores). El 5 es semejante a la cifra árabe actual, aunque sin la barra horizontal. Las inscripciones arameas de Palmira, de la misma época, presentan también signos. En Nínive, en el siglo VIII a.C., los mercaderes
arameos se servían de pesos en forma de león en los que unos trazos verticales indicaban las unidades, y un trazo horizontal la decena. En épocas aún más remotas, los asirios y babilonios indicaban los números mediante signos cuneiformes.
(a) Números simbólicos.
Está claro que se usan números en las Escrituras en sentido simbólico. Al comparar los casos en los que se emplea un número, puede deducirse la idea escondida tras el número. El significado de algunos de los números es demasiado evidente para que haya error; en otros no hay tanta certeza. Se dan sólo unas pocas referencias para cada número.
UNO Supremacía, exclusividad:
Un Jehová (Dt. 6:4; Is. 42:8; Zac. 14:9).
Un Dios y Padre (1 Co. 8:6; Gá. 3:20; Mr. 12:29;
Ef. 4:6; 1 Ti. 2:5).
No hay más que un Dios, y un Señor, Jesucristo (1 Co. 8:4, 6; Ef. 4:5).
Un Espíritu Santo (1 Co. 12:11, 13).
Un mediador (1 Ti. 2:5).
Un cuerpo (1 Co. 12:12, 13; Ef. 4:4).
Una esperanza, una fe, un bautismo (Ef. 4:4, 5). Una ofrenda que ha perfeccionado para siempre a los santificados (He. 10:14).
DOS Distintividad, y por ello un testimonio adecuado, y comunión en caso de acuerdo. Para testimonio se precisa de dos testigos (Dt. 19:15; 2 Co. 13:1).
Caleb y Josué dieron testimonio de la tierra (Nm. 14:6-9).
Fueron dos los espías enviados al otro lado del Jordán (Jos. 2:1).
Dos olivos tipifican los dos testigos (Zac. 4:3; Ap. 11:3, 4).
La palabra de Dios y Su juramento muestran la inmutabilidad de Su consejo (He. 6:17, 18).
Dos tienen que estar de acuerdo al pedir (Mt. 18:19).
Dos o tres pueden reunirse al nombre de Cristo (Mt. 18:20).
TRES Plenitud divina y, por ende, perfección en testimonio.
Dios: Padre, Hijo y Espíritu. Esta plenitud se plació en morar en el Hijo de Su amor (Col. 1:19). Tres veces vino la voz del cielo con respecto al Señor Jesús (Mt. 3:17; 17:5; Jn. 12:28).
El Señor Jesús es Profeta, Sacerdote y Rey.
Tres son los que dan testimonio, el Espíritu, el agua y la sangre (1 Jn. 5:7, 8).
Las Escrituras, compuestas por la Ley, los Profetas y los Salmos, dan testimonio de Cristo (Lc. 24:44).
Los elementos de la vida cristiana en esta escena son la fe, la esperanza y el amor.
Un cordón de tres dobleces no se rompe pronto (Ec. 4:12), y se corresponde con la perfección en el testimonio;
tres es también expresión de una experiencia llevada a la perfección (Lc. 13:32; Gn. 22:4; Hch. 9:9).
CUATRO La integridad de aquello que ha sido creado o establecido por Dios.
Cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo (Jer. 49:36).
Los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 20:8).
En el ordenamiento del campamento de Israel había cuatro banderas (Nm. 10:14-25).
Ezequiel vio cuatro seres vivientes, y cada uno de ellos tenía cuatro caras, cuatro alas y cuatro manos (Ez. 1:5-8; cfr. los cuatro seres vivientes en Ap. 4:6).
CINCO La debilidad humana en su reconocimiento de obligación.
En la dedicación del tabernáculo, cada príncipe ofreció como ofrenda de paces dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos (Nm. 7:17-83).
Debilidad en contraste con el poder del enemigo: cinco perseguirían a cien (Lv. 26:8).
Los discípulos sólo pudieron presentar cinco panes de cebada y dos peces pequeños cuando había cinco mil para alimentar (Jn. 6:9).
Pablo dijo que preferiría hablar cinco palabras para enseñar a otros que diez mil palabras en una lengua desconocida (1 Co. 14:19).
En la parábola de las vírgenes había cinco sabias y cinco necias (Mt. 25:2).
SEIS Falta, imperfección (una unidad menor que el número perfecto de siete).
Salomón tenía seis gradas que ascendían a su gran trono (1 R. 10:19); no fue lo suficientemente elevado para preservarlo de idolatría. Seiscientos sesenta y seis talentos de oro era lo que recibía cada año (1 R. 10:14), y sin embargo tuvo que confesar que todo era vanidad y aflicción de espíritu.
Los judíos en Caná tenían seis tinajas de agua para la purificación (Jn. 2:6), pero expresaban lo insuficiente de las ordenanzas para suplir las necesidades del hombre.
El número de la bestia imperial será seiscientos sesenta y seis (Ap. 13:18), imperfección en todos los aspectos.
SIETE Integridad espiritual, generalmente en lo bueno, pero ocasionalmente en sentido negativo. Es la suma de tres y cuatro, y el número indivisible más alto dentro de la decena.
Siete días en una semana, siendo cada día séptimo para descanso, cada año séptimo era para reposo de la tierra, y cada siete veces siete años introducía el jubileo.
La creación quedó finalizada para el séptimo día, introduciendo el reposo de Dios.
Había siete lámparas en el candelero de oro (Nm. 8:2; cfr. Zac. 4:2).
La sangre era rociada delante del Señor siete veces (Lv. 4:6, 17; 8:11).
El cristiano es exhortado a guardar la fiesta de siete días después de la pascua, lo que hace que sea para él una fiesta perpetua (1 Co. 5:7, 8).
Juan habla de los siete Espíritus delante del trono de Dios (Ap. 1:4).
Hay siete abominaciones en el corazón del hombre (Pr. 26:25).
La primera bestia tiene siete cabezas y diez cuernos (Ap. 13:1).
En Apocalipsis el número «siete» aparece con frecuencia; se encuentra allí más de siete veces siete.
El perdón tiene que ser otorgado «setenta veces siete» (Mt. 18:22).
OCHO Un nuevo comienzo traerá del orden de la creación, aunque relacionado con él, en resurrección.
La circuncisión era al octavo día, cuando se entraba en una nueva comunión.
Fueron ocho las almas salvadas en el arca, para dar comienzo a un nuevo mundo (1 P. 3:20; 2 P. 2:5).
La nueva forma del futuro imperio romano será la octava (Ap. 17:11).
El día de la resurrección puede ser llamado el octavo, el que sigue al séptimo, el sábado judío.
DIEZ Base completa de responsabilidad humana. Faraón fue visitado por diez plagas (Éx. 7-12).
Los Diez Mandamientos (Éx. 34:28).
Abraham dio el diezmo del botín a Melquisedec (Gn. 14:20).
Los israelitas daban una décima parte a los levitas, y ellos daban una décima a los sacerdotes (Nm. 18:21, 26).
Diez vírgenes fueron a encontrar al esposo (Mt. 25).
Eran diez los siervos a los que se les confió las minas (Lc. 19:13).
En la última fase del imperio romano habrá diez reyes (Ap. 17:12, 16).
DOCE Integridad administrativa, esto es, en lo que se establece o exhibe para el hombre. (El más divisible de los primeros números.).
Hubo doce patriarcas, antecesores de las doce tribus,
que eran conmemorados en los doce panes de la proposición,
en las doce piedras en el pectoral y
en los doce nombres en los hombros del sumo sacerdote;
en las doce piedras sacadas del Jordán, y
en las otras doce puestas en el lecho del río; también en la mujer con la corona con las doce estrellas (Ap. 12:1).
Mediante los doce apóstoles, el Señor alimentó a multitudes hambrientas.
Los doce apóstoles se sentarán sobre doce tronos juzgando a las doce tribus (Mt. 19:28).
La nueva Jerusalén tendrá doce fundamentos para sus muros con los nombres de los doce apóstoles; tendrá doce puertas hechas de doce perlas, con los nombres de las doce tribus inscritas en ellas, siendo las doce puertas guardadas por doce ángeles (Ap. 21:12-21).
El día tiene doce horas, en las que los hijos de luz pueden caminar (Jn. 11:9). La flexibilidad de la perfección administrativa se puede ver en:
Seis-dos: Dos apóstoles en cada una de las seis compañías enviadas a predicar.
Dos-seis: Seis panes en cada una de las dos hileras de panes de la proposición.
Tres-cuatros: Cuatro hileras de tres nombres en el pectoral.
Cuatro-tres: Tres puertas en cada uno de los cuatro lados de la nueva Jerusalén.
CUARENTA (10 x 4). Prueba completa sacando a la luz el bien o el mal.
Moisés estuvo cuarenta años en el desierto, siendo probado él mismo;
estuvo en el monte durante dos períodos de cuarenta días, que fueron tiempos de prueba para los israelitas (Éx. 24:18; 34:28).
Los espías estuvieron cuarenta días explorando la tierra (Nm. 13:25).
Las tribus fueron probadas cuarenta años en el desierto (Hch. 13:18).
Goliat desafió a Israel durante cuarenta días (1 S. 17:16).
Saúl, David, Salomón y Joás fueron probados en sendos reinados de cuarenta años.
El tiempo de prueba de Elías en Horeb fue de cuarenta días.
Nínive recibió cuarenta días de plazo para que se arrepintiera (Jon. 3:4).
El Señor Jesús fue tentado cuarenta días (Mr. 1:13).
Se apareció a sus discípulos durante cuarenta días después de su resurrección (Hch. 1:3).
SETENTA (7 x 10) Plenitud y totalidad.
Se mencionan setenta miembros de la familia de Jacob (Gn. 46:27).
Setenta ancianos de Israel (Éx. 24:1). Exilio de setenta años (Jer. 25:11).
El envío de los setenta discípulos (Lc. 10:1). El perdón dado setenta veces siete (Mt. 18:21).
Se podrían dar otros ejemplos análogos. Si bien los números tienen valor espiritual, es necesario tener equilibrio para no caer en exageraciones acerca de su simbolismo. Hay quien se ha dedicado a hacer extraños cálculos acerca de los 318 siervos de Abraham (Gn. 14:14) y sobre los
153 peces de la última pesca milagrosa (Jn. 21:11), por no citar más que estos dos casos.
(b) El número de la Bestia: Seiscientos sesenta y seis.
Los griegos y romanos, lo mismo que los hebreos de la época tardía, empleaban las letras del alfabeto como signos numéricos (véase ALFABETO). La adición de estos signos puede dar un cierto total, y se ha hallado, como ejemplo, una inscripción que dice: «La que yo amo tiene el número 545». Este método, aplicado a 666, ha permitido presentar nombres como Nerón, Mahoma, el Papa, Lutero, Napoleón, Hitler, etc. Ello demuestra que este tipo de cálculos no es válido.
Hay, sin embargo, una siniestra premonición con el advenimiento del ordenador y de la transferencia electrónica de dinero. Hay un código ideado para su aplicación universal, y que puede ser tatuado, que consta de tres grupos de seis dígitos. Un dictador mundial que pudiera conseguir el control de este sistema tendría a su merced a todos, mediante la manipulación de la posibilidad de acceso al sistema informatizado (cfr. Ap. 13:16-18). Parece que el futuro ya empieza a perfilarse ante nuestros ojos.
NÚMEROS (Libro)
PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO
Cuarto libro del Pentateuco. Su designación heb. es: «En el desierto» (cfr. Nm. 1:1). El título moderno proviene de la trad. gr., que dio este título a causa de los dos censos:
(a) en el Sinaí, en el año segundo después del éxodo;
(b) ante el Jordán, en el año cuarenta.
(a) División.
El libro se puede dividir en tres secciones esenciales:
(A) En el desierto del Sinaí (Nm. 1:1-10:11). Censo del pueblo, a excepción de los levitas. Orden del campamento de las tribus (Nm. 1; 2). Censo particular de los levitas; su lugar en el campamento; su servicio particular (Nm. 3; 4). Exclusión de los impuros (Nm. 5:1-4).
Ley de la restitución (Nm. 5:5-10).
Leyes acerca de los celos, del nazareato; fórmula de bendición sacerdotal (Nm. 5:11-6:27).
Ofrendas de los príncipes durante la dedicación del Tabernáculo (Nm. 7).
Ordenanza tocante a la disposición de las siete lámparas del candelero (Nm. 8:1-4).
Consagración de los levitas (Nm. 8:5-22),
edad de su entrada en funciones (Nm. 8:23-26; (véase LEVITAS).
Ley acerca de la celebración de la Pascua y de la Pascua suplementaria del segundo mes (Nm. 9:1- 14).
La dirección dada por la columna de nube (Nm. 9:15, 23);
empleo de las trompetas de plata (Nm. 10:1-10).
(B) El itinerario del Sinaí al Jordán (Nm. 10:11- 21:35).
Orden de marcha (Nm. 10:11-28).
Moisés invita a Hobab a que acompañe a los israelitas (Nm. 10:29-32).
Una etapa de viaje (Nm. 10:33, 34).
Palabras de Moisés a Jehová cuando partía el arca, y cuando se detenía (Nm. 10:35, 36).
Murmuraciones del pueblo contra el maná; setenta ancianos ayudan a Moisés;
Jehová envía las codornices (Nm. 11).
María (Miriam) contrae lepra por hablar contra su hermano Moisés, y es sanada (Nm. 12).
Llegada a Cades, localidad del desierto de Parán.
Los espías y su retorno de Canaán. Incredulidad del pueblo;
castigo: la muerte en el desierto (Nm. 13; 14). Ordenanzas legales suplementarias (Nm. 15). Revuelta de Coré, Datán y Abiram; acontecimientos consecutivos (Nm. 16; 17).
Los deberes de sostenimiento de los sacerdotes y de los levitas (Nm. 18).
Ritual de purificación de la contaminación contraída al tocar un muerto (Nm. 19).
Vuelta a Cades:
muerte de María;
pecado de Moisés y Aarón sobre el monte Hor. Israel rodea el país de Edom;
episodio de las serpientes ardientes. Llegada a los campos de Moab;
conquista del país situado al este del Jordán (Nm. 20:22-21:35).
(C) Campamento en Sitim (Abel-sitim), frente a Jericó (Nm. 22:1-36:13). Balaam (Nm. 22-24).
Israel, cayendo en la idolatría, rinde culto a Baal- peor (Nm. 25).
Censo de la nueva generación (Nm. 26).
Leyes concernientes a los derechos de sucesión de las hijas (Nm. 27:1-11).
Josué es proclamado caudillo del pueblo por Moisés (Nm. 27:12-23).
Normas acerca de los sacrificios cotidianos y de los votos (Nm. 28-30).
Guerra contra Madián (Nm. 31).
Las regiones conquistadas al este del Jordán son atribuidas a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (Nm. 32).
Enumeración de los campamentos de los israelitas, desde Egipto hasta Abel-sitim. Es difícil precisar este itinerario, por cuanto doce de los veintidós nombres de las etapas no han podido ser identificados (Nm. 33).
Límites del país de Canaán;
príncipes designados para llevar a cabo el reparto de la tierra (Nm. 34).
Leyes de las ciudades de refugio (Nm. 35).
Leyes suplementarias acerca de las herederas (Nm. 36).
(b) Autor, fecha y composición.
Para la mosaicidad del Pentateuco, y por consecuencia del libro de los Números, véase PENTATEUCO. Al igual que el Éxodo y el Levítico, este libro incorpora a la vez relatos y leyes. Esta combinación es un argumento adicional en favor de la unidad del Pentateuco y de la contemporaneidad de sus partes. La historia relatada por Números va desde el año segundo
después del éxodo hasta el cuadragésimo, sin precisar las fechas intermedias. Se hace mención de personas y nombres olvidados con posterioridad; aparece un fragmento de cántico indudablemente antiguo (Nm. 21:17-18), así como leyes que concuerdan totalmente con una situación que se modificó después de Moisés. El texto contiene frecuentes alusiones a Egipto y a sus ventajas materiales recientemente perdidas por el pueblo; no disimula la dificultad de encontrar los materiales precisos para el Tabernáculo, y explica bien la necesidad de los dos censos antes y después de los cuarenta años en el desierto. Todo ello indica que el libro se remonta verdaderamente a la época de la que habla.
Se ha querido ver un problema en la cantidad de israelitas de más de veinte años que salieron de Egipto: 603.550 (Nm. 1:46; Éx. 12:37-38), que se
correspondería con una población total de alrededor de dos millones. Se plantea la dificultad de la supervivencia de una gran masa de gente en el desierto. Sin embargo, no se debe pensar que esta expresión denota una extensión grande de arena. La península del Sinaí preserva en la actualidad oasis y ríos. Se sabe, por estudios arqueológicos y registros históricos, que en el pasado estaba provista de una vegetación más abundante que en la actualidad (cfr.. los recientes descubrimientos del Sahara). El orden indicado para el campamento (Nm. 2) no impedía que grupos más o menos numerosos se separaran temporalmente en busca de pastos. (Véase PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO.). Las
cifras que se indican de 22.000 levitas (Nm. 3:39) y de 22.273 (Nm. 3:43) han sido acusadas de insostenibles. El profesor Flinders Petrie emitió la teoría de que el término mil o millar puede ser tomado en el sentido de familias o grupos (cfr. Jos. 22:14; Jue. 6:15; Mi. 5:1). Sin embargo, esta suposición suscita más dificultades de las que resuelve. Otros han propuesto que se pudiera tratar de un error de copista. Sea como sea, estas cifras no han sido inventadas, y es muy posible que haya elementos que se nos escapan. Tiene que quedar muy claro que a lo largo de todo este episodio la actividad sobrenatural y especial de Dios juega un papel determinante. Sea cual fuere la interpretación de los detalles, el milagro de la subsistencia del pueblo en el desierto sigue estando ahí, y se debe tener presente que la Palabra de Dios lo afirma sin ambages (cfr. Dt. 8:2-5).
(c) Mensaje espiritual.
Se deben destacar dos elementos esenciales:
(A) Números es por excelencia el libro de las murmuraciones.
(I) El pueblo se rebela y se lamenta pidiendo carne para comer (Nm. 11).
(II) María habla en contra de Moisés, y es castigada (Nm. 12).
(III) Todo el pueblo se subleva al oír el mensaje de los diez espías cobardes (Nm. 13; 14).
(IV) La revuelta de Coré contra Aarón y su sacerdocio (Nm. 16; 17).
(V) Vuelve a haber murmuraciones en Meriba, y Moisés se deja llevar por su cólera (Nm. 20).
(VI) El pueblo se impacienta contra Dios, que les envía serpientes ardientes (Nm. 21).
(VII) Idolatría y desenfreno en los campos de Moab (Nm. 25). Se evidencia en todo ello la paciencia de Dios ante el carácter del pueblo, tan rebelde y desagradecido (y tan parecido en todo a nosotros como pueblo de Dios en la actualidad).
(B) Tipos y profecías acerca de Jesucristo.
Pablo, aludiendo a varios acontecimientos de Éxodo y de Números afirma que aquellas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplos y ve en la roca golpeada un tipo de Cristo (1 Co. 10:1-12; cfr. v. 4). De hecho aquí se puede constatar:
(I) La nube (Nm. 9:15-23) imagen de Aquel que nos conduce mediante Su presencia y por Su espíritu (Jn. 10:4; 16:13).
(II) El maná, figura del verdadero pan de vida (Nm. 11:4-9; Jn. 6:31 ss).
(III) Moisés, que salva al pueblo por su intercesión, tipo de nuestro verdadero Mediador (Nm. 14:13-19; He. 3:1-6).
(IV) La vara de Aarón que floreció, símbolo de la resurrección de Cristo probando Su divinidad y mesianismo (Nm. 17:1-11; Ro. 1:4).
(V) La vaca alazana inmolada para hacer el agua de la purificación, imagen del sacrificio de expiación que nos limpia de pecado (Nm. 19:1-10; He. 9:13, 14).
(VI) La serpiente de bronce que el mismo Señor Jesús toma como tipo de Sí mismo en Su muerte en la cruz hecho pecado por nosotros (Nm. 21:4-9; Jn. 3:14-16; cfr. 2 Co. 5:21; Gá. 3:13).
(VII) La estrella y el soberano que surgirán de Israel, según la profecía de Balaam (Nm. 24:17- 19; Gn. 49:10; Is. 9:5).
(VIII) La ciudad de refugio donde el homicida involuntario halla seguridad, así como nosotros hallamos nuestro único refugio en la salvación ofrecida por Cristo, nuestro sumo sacerdote (Nm. 35:9-28; He. 6:18).