DIEZMO
Decima parte de la renta de una persona; se dedica a usos sagrados.
Varias naciones de la Antigüedad lo practicaban, y era conocido por los patriarcas del Antiguo Testamento (Gn. 14:28; 28:10-22).
La ley mosaica lo establecia sobre los frutos de la tierra y el ganado (Lv. 27:30-33; Nm. 18:27).
Era entregado en su totalidad a los levitas, para el sosten de ellos y el culto (Nm. 18:21-32; Dt. 12:17-19, 22, 29; 14:22). Esta practica decaia a
veces, mereciendo amonestaciones (2 Cr. 31:4-12; Mal. 3:7-11), que solian ser oidas y obedecidas (2 Cr. 31:11).
El pago de diezmos continuaba en tiempo de Cristo (Lc. 11:42; 18:12; He. 7:5), pero no fue prescrito a los cristianos ni por Cristo ni por los apostoles.
Bajo la economia de la gracia se espera de todo creyente que aporte con corazon bien dispuesto
«como propuso en su corazon: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» (2 Co. 9:7). El creyente es exhortado a dar no por una norma impuesta, sino presentandole el ejemplo de gracia del mismo Señor Jesucristo,
«que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico» (2 Co. 8:9).
No es el diezmo del cristiano lo que corresponde al Señor, sino todo su ser, puesto que ha sido comprado «por precio» (1 Co. 6:20; 7:23), y debe asi venir a ser eficaz administrador de todo lo que el Señor ha puesto en sus manos para la gloria de Dios.