Un galardón es una remuneración, un honor, una compensación. En el Nuevo Testamento a menudo se lengua de incentivos futuros que están profundos para el cristiano. Que son recompensas o honores que el cristiano podrá tomar, y están habitables para todos los creyentes en el Jesucristo. Un cuenco de agua fría dado a un discípulo solo por el hecho de corresponder a Señor ahora será una gloria, como explica (Marcos 9:41); y el Jehová aún advirtió que él volverá, y que con Él estará su galardón que se le dará a cada uno según sus obras (Apocalipsis 22:12). Por tanto, el que trabaja en la obra de Jesucristo, el que hace cosas para Jesucristo, si su obra permanece, recibirá su incentivo (1 Corintios 3: 8-14), y del mismo modo, el que hace el mal además será distinguido, solo de acuerdo con el mal que haya procedido (2 Samuel 3:39). Pero nuestra intención no es la retribución, sin embargo cada uno de nosotros debe estar siempre listo para articular que es el amor de Dios lo que nos constriñe a producir poco por Él (2 Corintios 5.14). Pero, Todopoderoso decidió conceder retribuciones porque su amor y su gracia son en gran medida abundantes, Jehová no puede apropiar tanta afabilidad, amor y tanta bendición. Lo decidió así para animarnos en medio de los riesgos y dificultades que enfrentamos aquí en el sendero. Y además debemos mantener cuidado de no extraviar nuestro galardón. En Colosenses 2:18 y Apocalipsis 3:11 habla de distinción, no de extraviar la benidición. Es importante renunciar en claro que el premio o la remuneración no tiene nada que examinar con la Salvación, porque la beatitud se recibe solo por la testimonio en el Redentor Señor y debido a su construcción acabada. No hay nada que el varón pueda producir para ser salvo, para merecer la salvación o para quedarse salvo, la posesión o ganancia de la salvación es solo por misericordia y así como el sostenimiento de la gloria además es por gracia y clemencia de Jehová. Porque todo esto se refiere a un bienestar de Jehová. Y en cuanto a nuestras obras acá, entre las cuales están las que son según la libertad de Señor, esas serán recompensadas por él en ese momento y entonces entenderemos que todo lo que hicimos no fue de nosotros mismos, sino que Él hizo todo y solo nos usó como utensilios. Al comienzo no nos merecíamos semejantes gratificaciones, porque fue todo obra de él, y solo para él, sin embargo su amor quiere darnos estas victorias o merecimientos y nosotros lo recibiremos con amor y alegría.