fue la primera y más amada de las dos esposas de Elcana de Ramá. Su esterilidad la afligía mucho, especialmente cuando Penina, la segunda esposa, la atormentaba al respecto. Un día que la familia estaba en Silo ofreciendo sus sacrificios anuales, Ana estaba especialmente triste y comenzó a llorar porque no tenía hijo. Le prometió a Dios que si le daba un hijo varón se lo entregaría a él. Su oración fue oída y dio a luz a Samuel (que significa «Dios oye»). Tan pronto como lo destetó, llevó a Samuel al templo a prepararse para servir a Elí el sacerdote (1 Samuel 1: 24-28). Una vez al año, cuando Ana iba al templo a ofrendar sus sacrificios anuales, le llevaba a Samuel una túnica tejida por ella. Dios bendijo a Ana por su obediencia dándole tres hijos y dos hijas. Se cree que María la madre de Jesús, conocía el cántico de alabanza que Ana entonó al dedicar a Samuel, porque es similar al que María elevó al contarle a Elisabet acerca de su visitante celestial. Referencias del Antiguo Testamento: 1 Samuel 1-2.