CEDRO
Famoso arbol del Libano (1 R. 5:6), grande e impresionante (Is. 2:13; Ez. 17:22; 31:3).
Daba una madera muy apreciada para la construccion de palacios y de templos (2 S. 5:11; 1 R. 5:5, 6; 7:1-12; Esd. 3:7); de esta madera se
tallaban columnas, vigas, tablones (1 R. 6:9, 10,
18; 7:2, 7); de ella se hacian idolos (Is. 34:14); mastiles para navios (Ez. 27:5).
El cedro desprende un perfume (Cnt. 4:11; Os. 14:6); se empleaba esta madera en el ceremonial de la purificacion (Lv. 14:4; Nm. 19:6). El arbol citado es evidentemente el cedro del Libano,
«Abies cedrus» o «Cedrus Iibani». Es un arbol poderoso con unas ramas largas, extendidas y retorcidas, con hojas perennes; sigue creciendo en estado silvestre en el Libano y en los montes Tauro. En el Himalaya crece otra especie de cedro, el «Cedrus Deodara».