CRUCIFIXION
Pena capital ejecutada mediante la fijacion del reo a una cruz. Se ataban las manos y los pies o, de manera mas cruel, se usaban clavos, traspasando manos y pies. Numerosas naciones de la antigüedad practicaban la crucifixion o un suplicio analogo. Primitivamente se empleaba un solo madero (de empalizada o de fortificacion), o un palo aguzado en su parte superior, frecuentemente representado en los bajorrelieves, y bien conocido por los asirios, persas, cartagineses y egipcios. En ocasiones, solo se dejaba alli fijado al condenado hasta que le llegaba la muerte (Gn. 40:19; Est. 7:10). Los israelitas sabian bien lo que era «colgar [a alguien] de un madero» (Nm. 25:4; Jos. 8:29; 2
S. 21:9); este suplicio era para ellos señal de una maldicion especial (Dt. 21:22-23). Pablo ve en este texto el anuncio profetico de la maldicion que Cristo iba a llevar en la cruz en nuestro lugar (Ga. 3:13).
Los griegos y romanos modificaron a su tiempo el primitivo madero, añadiendole un madero transversal («patibulum»). Es de ellos que los judios aprendieron la crucifixion propiamente dicha:
Alejandro Magno crucifico a 2.000 tirios.
Segun Josefo, Ciro, en el edicto permitiendo el retorno de los judios de Babilonia a Jerusalen, amenazo con la pena de crucifixion a cualquiera
que quisiera obstaculizar el cumplimiento de su orden (Antigüedades 12:5, 4).
Esd. 6:11 muestra que Dario de Persia amenazo de muerte a los que no obedecieran sus decretos.
Antioco Epifanes crucifico a judios fieles que rehusaron abandonar su religion (Antigüedades 12:5, 4).
Alejandro Janeo (Guerras 1:4, 6) y los fariseos crucificaron a sus enemigos (Guerras 1:5, 3).
Los romanos solamente aplicaban este castigo a los esclavos, o a los hombres libres culpables de los crimenes mas execrables; una ley formal prohibia la crucifixion de cualquier ciudadano romano; aparte de esto, este afrentoso castigo se empleaba abundantemente: el año 7 d.C., un procurador romano en Judea hizo crucificar a
2.000 rebeldes. Durante el Imperio, tambien se llego a crucificar a ciudadanos romanos, a pesar de la ley en contra. Con frecuencia se azotaba al condenado (vease AZOTE) (Mt. 27:26; Mr. 15:15; Jn. 19:1), que, con el cuerpo lacerado, era a continuacion obligado a llevar su cruz (Jn. 19:17; cp. el sentido espiritual de Mt. 10:38).
La simple fijacion de la victima a la cruz mediante cuerdas no entrañaba la muerte. esta sobrevenia despues que la sed y el hambre hubieran surtido sus efectos. El clavamiento de manos y pies no producia una muerte necesariamente mas rapida. Cuando era necesario acelerar la muerte del condenado, se le quebraban las piernas, como se hizo con los dos ladrones crucificados juntamente con Jesus (Jn. 19:31-33). Numerosos judios fueron crucificados despues de la toma de Jerusalen por Tito (Josefo, Vida 75).
Movido por motivos religiosos, Constantino abolio la crucifixion en todo el territorio del Imperio Romano.